martes, 9 de febrero de 2016

La resistencia de bacterias a antibióticos, antisépticos y desinfectantes una manifestación de los mecanismos de supervivencia y adaptación

GENERALIDADES
La resistencia que ejercen las bacterias a los antibióticos, antisépticos y desinfectantes, es un problema de salud pública que se creía superado. Desde el descubrimiento de los primeros antibióticos, los microorganismos han sido capaces de evadir su acción. Un ejemplo que ofrece muestras evolutivas de resistencia, es la bacteria Staphylococcus aureus, que en 1946 presentaba la mayoría de sus cepas sensibles a la penicilina; en la actualidad casi todas las cepas hospitalarias, son resistentes a bencilpenicilina y algunas lo son a meticilina, gentaminicina o a ambas y sólo se pueden tratar con vancomicina .
Además, en los últimos 25 años la comunidad ha adquirido microorganismos resistentes a múltiples fármacos, por ejemplo Mycobacterium tuberculosis, Salmonella spp, Shiguella spp, Vibrio cholerae, Streptococcus pneumoniae, que, al aumentar, causan infecciones en ambientes nosocomiales; y dejan en claro que la resistencia a los fármacos constituye un problema de salud pública extremadamente grave4-6. Durante los últimos veinte años el uso indiscriminado de estos productos ha hecho que las bacterias dotadas de múltiples mecanismos (bioquímicos, genéticos-moleculares y celulares) desarrollen estrategias inherentes y adquiridas, que les permiten evadir con efectividad la acción de estos compuestos. Se calcula que más de 50% de las prescripciones médicas de antibióticos en los hospitales, se ordenan sin pruebas claras de infección o sin una indicación médica adecuada7 . Otros factores que contribuyen al desarrollo de la resistencia son:
1. Las medidas ineficientes para el control de infecciones en los centros hospitalarios:
2. La falta de campañas educativas en el uso y manejo de los medicamentos, debido a las condiciones de pobreza e ignorancia en las prescripciones.
3. La severidad de las enfermedades y el manejo de pacientes en las unidades de cuidados intensivos. 4. La colonización previa por microorganismos con resistencias múltiples.
5. Los procedimientos invasivos como cateterización y diálisis.
6. El uso de antibióticos en agricultura y acuacultura ocasiona la presencia de residuos de antibióticos en la carne de los animales y la selección de bacterias resistentes en los intestinos de los animales de consumo humano, llevan a una exposición directa de los consumidores a estos fármacos. Además, se pueden encontrar gérmenes resistentes en los alimentos de origen vegetal cuando se irrigan con aguas residuales o cuando se aplican antibióticos a los cultivos.
7. Factores del medio: La presencia de bacterias resistentes en nacimientos de agua se ha documentado en varias partes del mundo. La resistencia se puede deber a la producción natural de antibióticos por bacterias del suelo, que actúan como reservorios naturales de genes de resistencia y suministran el principio de genes transferibles.
8. El uso de elementos para limpieza casera, ha incrementado de modo notorio en los últimos años. Las sustancias antibacterianas añadidas a estos elementos son semejantes a los antibióticos en su acción y pueden apresurar la resistencia en ciertas cepas. La infección bacteriana es un proceso complejo donde interactúan tanto la bacteria como el estado inmunológico, fisiológico y genético del hospedero. En este contexto los gérmenes oportunistas se convierten en los principales actores de las infecciones nosocomiales en individuos con inmunodeficiencias, con daños en las barreras de sus epitelios o con enfermedades previas.
En la interacción hospedero-parásito hay un nuevo elemento fruto de la «evolución cultural» humana, los antimicrobianos, que han sido efectivos en el tratamiento de la infección. Sin embargo, las bacterias se han hecho resistentes a los mismos. Una vez que se introduce un antibiótico en el mercado, la aparición de cepas con resistencia es cuestión de tiempo, y demuestra que el medicamento que más se prescribe en un momento dado, es al que las bacterias desarrollan la resistencia. Las cepas resistentes a antibióticos aparecieron al principio en hospitales donde éstos se usaban frecuentemente. Str. pyogenes resistente a las sulfonamidas emergió en hospitales militares en la década de 1930. Staph. aureus resistente a las penicilinas apareció poco después de iniciarse el uso de este antibiótico en hospitales civiles de Londres en la década de 1940. De manera similar M. tuberculosis resistente a estreptomicina surgió en la comunidad poco después del descubrimiento de este antibiótico. La resistencia a múltiples fármacos se descubrió en enterobacterias como Escherichia coli, Shigella y Salmonella a finales de la década de 1950 y comienzos de la década de 196015,16. Debido al uso indiscriminado de antimicrobianos, la resistencia se diseminó en diferentes bacterias y se hizo más común, no sólo en países en vía de desarrollo, donde los antibióticos se consiguen sin prescripción médica, sino en países del primer mundo, donde su suministro se lleva a cabo bajo controles más estrictos. Con el fin de hacer claridad, se unificarán varias palabras importantes para esta revisión. «Biocida» es un término general para describir una sustancia química, usualmente de amplio espectro, que inactiva los microorganismos. Como los biocidas se relacionan con actividad antimicrobiana, otros vocablos pueden ser más específicos, por ejemplo «-estático», que se refiere a agentes que inhiben el crecimiento (e.g., bacteriostático, fungiestático y esporostático) y «-cida», que hace referencia a agentes que matan al organismo blanco (e.g., esporicida, virucida y bactericida). «Antibiótico» se define como una sustancia orgánica, natural o sintética, que inhibe o destruye en forma selectiva bacterias y otros organismos, generalmente a bajas concentraciones; los antisépticos son biocidas o sustancias que destruyen o inhiben el crecimiento de microorganismos y que son seguros para su aplicación en tejido vivo y los desinfectantes son similares, pero por lo general son sustancias o biocidas que se usan sobre objetos inanimados o en superficies. Los desinfectantes pueden ser esporostáticos, pero no son esporocidas. Desde siglos atrás se emplean compuestos como la sal para conservar los alimentos, las vasijas de plata y cobre en el almacenamiento de agua potable, la miel y el vinagre para la limpieza de heridas. Luego se utilizaron compuestos yodados como desinfectantes de heridas, agua clorada en pacientes obstétricas, alcohol como desinfectante de manos y fenol tanto en la limpieza de heridas como en cirugías antisépticas. Los antisépticos y desinfectantes se usan ampliamente en hospitales, centros de salud y laboratorios en los procesos de control y desinfección y sobre todo en la prevención de infecciones nosocomiales. La resistencia bacteriana a los biocidas fue descrita en las décadas de 1950 y 1960 y ha ido en aumento. Ciertos biocidas como alcoholes, formaldehídos, biguanidas, yodoforos, aldehídos y agentes catiónicos como los compuestos de amonio cuaternario (CUAs), la clorhexidina y el triclosán se han comprometido como posibles causantes de la selección y persistencia de cepas bacterianas con bajo nivel de resistencia a los antibióticos. El uso generalizado de antisépticos y desinfectantes genera expectativas sobre la resistencia bacteriana provocada por la presión ambiental que ejercen los productos ya mencionados, y enfoca el interés hacia la posible resistencia cruzada con antibióticos.

MECANISMOS DE RESISTENCIA A LOS ANTISÉPTICOS Y DESINFECTANTES
En la actualidad se ha obtenido un avance considerable en la comprensión de la respuesta de las bacterias a los bactericidas. La resistencia puede ser una propiedad natural de un organismo (intrínseca) o conseguida por mutación o adquisición de plásmidos (autorreplicación, ADN extracromosómico) o transposones (cromosomal o integrado en plásmidos, cassettes de ADN transmisibles). Los genes de resistencia naturales en plásmidos, se originan como mutaciones puntuales en los genes blanco (sitios de inserción de los genes de resistencia) de bacterias susceptibles y también de genes que les proveen protección contra otras bacterias. La resistencia intrínseca se ha demostrado para bacterias gramnegativas, esporas bacterianas, micobacterias y bajo ciertas condiciones en especies del género Staphylococcus. En el Cuadro 1 se resumen los mecanismos de acción y los blancos de los principales agentes químicos utilizados en desinfección. Resistencia intrínseca a bacterias gramnegativas. Las bacterias gramnegativas por lo general son más resistentes a los antisépticos y desinfectantes que las grampositivas. Se han hecho estudios donde se midieron las concentraciones mínimas inhibitorias (CIM) que presentan tanto las grampositivas como las gramnegativas, y se estableció que hay diferencias marcadas entre Staph. aureus y E. coli a los compuestos de amonio cuaternario (CAC), hexaclorofeno, diamidinas y triclosán, pero poca diferencia en la susceptibilidad a la clorhexidina. Pseudomonas aeruginosa es más resistente a la mayoría de estos agentes, incluyendo la clorhexidina.
La membrana externa de las bacterias gramnegativas actúa como una barrera que limita la entrada de varios tipos de agentes antibacterianos sin relación química. Las moléculas hidrofílicas de bajo peso molecular pasan fácilmente a través de las porinas, en cambio las moléculas hidrofóbicas se difunden a través de la bicapa de la membrana. Además de las vías antes descritas se ha propuesto una tercera vía para agentes catiónicos como los CAC, biguanidas y diamidinas, los cuales dañan la membrana y facilitan su autocaptación. Un ejemplo claro de resistencia mediada por la membrana externa es el de P. aeruginosa que presenta diferencias en la composición del lipopolisacárido (LPS) y el contenido de cationes como el magnesio, que produce enlaces estables entre moléculas de LPS y como complemento a este mecanismo, esta bacteria presenta porinas pequeñas que impiden el paso por difusión de ciertas sustancias. Algunas cepas que son muy resistentes a clorhexidina, CAC, EDTA y diamidinas se han aislado de muestras clínicas. La presencia de un LPS menos ácido en la membrana externa puede ser un factor que contribuye a la resistencia intrínseca

Anatomía.



Apuntes de microbiologia y parasitología.











Métodos anticonceptivos.


Tabla resumida de los criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos


Tecnicas de Sutura



Apuntes farmacología.






Apuntes de fisiopatologia.